El primer enfrentamiento tiene lugar, y las reglas me son ajenas y misteriosas, y así será hasta el final, pero de todas formas la velocidad del partido y todas las señas que lo acompañan lo hacen de lo más entretenido. La luz del sol de la tarde entrando por los rincones le da al partido ese tono pintoresco de atardecer de domingo que contrasta con cada choque entre bloqueadoras, y los nombres de fantasía de las jugadoras hace las delicias de los amantes de los bautismos y de los alter-egos.
Entre partido y partido la rivalidad se disipa, y al ritmo de la música las chicas juegan al juego de la silla, se abrazan, se felicitan, se ríen y se divierten como si la competencia consistiera en ser quien la pase mejor, quien mejor sepa disfrutar del momento.
Como quien no quiere la cosa, la noche cae para cuando la segunda contienda tiene lugar, y así de oscuro y encantador será el segundo partido. Las chicas tienen más fuerza que antes, la energía no puede contenerse y detona en cada vuelta. Las jammers van girando y girando a toda velocidad, las bloqueadoras colisionando, el árbitro indicando que hay pack, y la furia desatada por ganar puntos en dos minutos.
Chicas rudas girando en círculos, estallando en choques de mil colores en cada vuelta, verdaderas mujeres bellas y fuertes. No salgo de mi asombro, llega el lunes y me sorprende todavía pensando en ellas. Ay, quién pudiera ser una verdadera Roller Girl!
PS. larga vida a la mejor CC.CC mitad
PS. larga vida a la mejor CC.CC mitad
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