Una peli es también un montón de otras cosas. Por eso me gusta ir al cine a verlas, porque ese es el universo en el que fueron pensadas, una proyección proyectada. Una peli en el BAFICI es también su cola, esa fila que se forma 10 minutos antes de la función convocando personajes de lo más disímiles. Inmiscuirme en sus conversaciones, cuidando que no se note: siempre algún cinéfilo empedernido que sin buscarlo imparte una enseñanza, siempre alguno que viene por vez primera, siempre algún curioso común y vulgar, como yo. Universo paralelo en el que convive por un rato la fauna más diversa, un universo que se gesta y se abre como una flor que vive 10 días en su 15° primavera.
Alguien a quien admiro mucho hace no mucho me dijo que el cine puede también tratarse de traer un poco de belleza al mundo, y eso mismo es lo que sentí durante los 67 minutos que dura BIG EASY EXPRESS: la mismísima belleza del mundo, comprimida en este film que no es ficción, y como documental tampoco me cierra. Una historia linda, la crónica de una gira en tren y cómo 3 bandas comparten su folk en las vías. Así de sencillo, así de conmovedor y así de absolutamente hermoso. Y si con estas 3 palabras alcanzara para transmitir lo mismo que llega a través de la pantalla, entonces me los imagino buscando en la grilla los próximos días y horarios.
PD. hace no mucho que lo admiro, hace no mucho que me lo dijo. ahhh! la magia de la coma.
PD. hace no mucho que lo admiro, hace no mucho que me lo dijo. ahhh! la magia de la coma.
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