El todo es más que la suma de las partes. Esa verdad universal podría bien resumir lo que sucedió arriba del escenario del Teatro Coliseo cuando un vendaval de músicos cumplieron con la premisa altruista de aunar su potencia musical individual para, junto a la Orquesta Académica de Buenos Aires, brindar un concierto ex-qui-si-to!
El director da la señal y se inicia el ritual. Como en una carrera de posta, el micrófono va pasando de mano en mano y empieza el desfile de grandes músicos que se mueven en pequeños circuitos culturales pero que hace años se consagraron porque supieron (y saben hacerlo todavía, este mismísimo concierto es ejemplo de ello) conmovernos y sorprendernos, dándole un giro al indie, encontrándole la vuelta, una nueva.
Pablo Grinjot, Pablo Dacal, Lucio Mantel, Alfonso Barbieri, Tomi Lebrero, Alvy Singer y Nacho Rodriguez apadrinaron este festival musical que contó con la presencia de más de 20 músicos, perdón, más de 20 amigos invitados.
La Orquesta, por momentos erizándonos la piel y por otros oficiando de espectadora, fue el ingrediente secreto para que la receta deleitara el paladar de cada espectador.
En la unión está la fuerza y en la diversidad, el gusto. Felicito la pluralidad, el respeto y la admiración por el otro, por los otros, por su talento. Desde mi lugar, chiquitito, la aplaudo y aliento.