Mostrando entradas con la etiqueta Mariana Michi. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mariana Michi. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de febrero de 2016

Dejaste aquí tu voz – Tomás Amante, Mariana Michi y Santi Martinez cantan El Universal


fotos gentileza de Rocío Frigerio


fotos gentileza de Rocío Frigerio
En una noche de verano (y una más y cuantas más, ya no sé!) destinada a los encuentros y desencuentros, El Universal es otra vez el lugar. Esa casa con gustito a hogar donde todo pasa y todo queda, en ese espiral de contradicción que es la no rutina. Hoy, “ping pong de canción”, dice Tomás Amante e inicia la rueda. Vuelve a su versión solito con guitarra, y desparrama unas pocas canciones de A pesar de la era. Me reservo el listado, porque invito a que escuchen el disco de principio a fin, la obra completa, como debe ser. Sube Mariana Michi, bendita tu eres, y hace su función. Impecable, luminosa. “Sólo uno de los tres tiene un vaso”, bromea Santi Martinez como puntapié de una larga fila de chistes que irán sucediéndose a lo largo y ancho de la noche universal. Un vaso y un piano, así cualquiera!, respondo mentalmente mientras se mezclan risas y aplausos.

fotos gentileza de Rocío Frigerio
Quisiera que sea siempre esta noche, un jueves siempreterno en El Universal y estar acá, no irme, no dispersarme, presenciar, desmenuzar esa palabra y entender que estar es la esencia. Desmenuzar también las canciones, los espacios entre ellas, las presentaciones cruzadas y compartir el momento. 
¿Por qué me gustó tanto esta fecha? Hordas de publicistas se desgranan los sesos a diario intentando entender qué es lo que define el gusto de un consumidor. Desde otro ángulo, me propongo la misma descabellada tarea. Llego a la siguiente conclusión, que comparto como un secreto:

fotos gentileza de Rocío Frigerio
De Tomás Amante me gustan sus canciones, y lo bien que suenan en la versión que sea: con una guitarra criolla desenchufada, con una orquesta completa o con una eléctrica y su voz siempre certera, como es el caso.
De Mariana Michi, cómo en el escenario es pura belleza, dulzura y talento. La facilidad con la que enmaraña ritmos de distintas latitudes, la liviandad con la que se pasea.
De Santi Martinez disfruté su manera de hacer sonar las teclas mientras se las ingenia con alguna humorada. La canción está después.
De El Universal, me gusta todo. Su eterna calidez, que sea una casa.
Del show, su frescura, su dinamismo. La completa ausencia de egos. La naturalidad con la que los músicos comparten genuinamente.

La escena está viva, crece y se entrecruza. Estate atento, que no te distraigan los Stones”. No se trata de eso, pero me pareció que estar acá, desmenuzándolo todo, puede ser igual de histórico, igual de eterno. 


fotos gentileza de Rocío Frigerio

domingo, 9 de noviembre de 2014

Mar de caricias


Miro por la ventana y veo un parque, el sol se aprieta entre los edificios y se deja caer.  Los nenes deben estar encerrados en sus cuartos jugando a la play, porque no los veo en el cuadro del marco de la ventana, que es los ojos de uno de esos monstruos de cemento que me comen la cabeza. Hoy todo es calma, el sol ilumina y calienta, y la normalidad de esta estación parece cotidiana. Pero una semana atrás, Buenos Aires se ahogaba. Y en el caos que eran las veredas vomitando sin parar por el desagüe que no escurría, el infierno del agua estancada y de la furia hecha gotas, cantos de sirena acudían al rescate.

Un salvavidas construido en forma de ronda de canciones se pasea entre las mesas de El Universal. Son voces que suman voces que suman veces en las que la feminidad pare la escena independiente para dar luz y acabar con la tempestad. Hay un orden, un principio y un final. Kika Simone se anima y rompe el hielo, su sangre carioca eriza los pelos. Paula Maffia se metamorfosea de gato a pantera y arrasa con todo. “Acompañados es más lindo”, dijo y lo invitó a pasar. Mariana Michi es la simpleza de una solista en su silla con una guitarra, la receta que parece fácil pero es efectiva contadas veces. Jazmín Esquivel rompe las reglas de la distancia y se saltea el escenario. Después busca la luz para las fotos, como si de sus dedos no brotara la que es necesaria para hacerla brillar. Maca Mona Mu suena como todos los colores cantando al unísono, toda frescura y talento. 

El orden se alterna, hay otra vuelta. Se cruzan las voces, se invitan, se potencian. Flotamos en ese gomón de melodía fem. La noche termina, la lluvia es historia. Pero existió ese día, existe esa música, está viva la poesía. Cada quien con sus lecciones, yo ahora sé. Debería aprender a tejer. Y a nadar, y a hundirme, para volver a flotar otra vez.