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martes, 5 de enero de 2016

qué show más raro - El Gnomo despide Las Mil y un Canciones en Vinilo



Quizás porque las despedidas sean algo complejo. Quizás porque no es cierto que existan, porque aunque se decida despedir un disco, las canciones van a estar siempre ahí, en algún lado, enredadas en alguna siesta en el rosedal, en algún viaje en ese bondi que nunca más tomé, en alguna tarde donde la ficha cayó de una vez y para siempre.

Sea como fuere, es principio de noviembre (2015, claro está) y El Gnomo cita en Café Vinilo para despedir Las mil y un canciones. Se hace acompañar por La Filarmónica Cósmica y la cosa ya arranca diferente. Pide conexión, pide oscuridad y un Om general. Hay invitados, suenan temas del disco y temas aún no editados. Pero la línea temporal del show se rompe en algún momento, y todo sucede fuera de tiempo y de espacio, como si despedirse de un disco fuera una trampa. “El amor es una opción inexistente”, reflexiona el Gnomo y se olvida que estamos acá, dándolo. “Qué show raro”, dice algún músico. Y todos reímos, aplaudimos, coreamos y cantamos.

Ensayo general y a corazón abierto. Así me gustaría resumirlo. Porque el corazón es así, raro, difícil de entender y más aún de explicar, pero siempre cálido. Todo termina abrupto, sorpresivo. Entonces quizás sí, quizás sí existan las despedidas y los finales. Sin que nadie quite que lo que pasó fue cierto, y sin que nadie pueda evitar que otros lo tomemos para armarnos estos cuentos.

domingo, 17 de mayo de 2015

He sentido las cosas más bellas que puedas pensar


La música estiempo. Discurre, transcurre, existe, empieza y termina. Un lapso, un intervalo, una seguidilla de notas, de melodías suicidas. Estamos acá, en la Ciudad de Buenos Aires, en un Café Viniloque nos abre, cálido, sus puertas. Es miércoles, son las 21hs y El Gnomo presenta Las mil y un canciones. Hay un reloj, hay coordenadas, hay tiempo y espacio, todavía.

Apagar las luces, hacer un minuto de silencio y respirar a conciencia. La llama de las velas se desdibuja antes de que los ojos se cierren y lleguen los acordes de “La cosecha”. El tiempo quebrándose. Establecido el pacto, la música hace el resto. Dede la primera fila, se los ve con total claridad. Hilitos de amor van tejiéndose en el escenario. Nacen en las cuerdas de la guitarra eléctrica, comandada por Santiago Garriga. Casi transparentes, como una tanza que salta desde el clavijero hasta los platillos de Toto Ciccone, y de ahí al bajo de Javier Reznik, donde dan varias vueltas, se enriedan de una manera compleja. Y cuando pareciera que van a quedarse allí, “Canción triste” los arrastra mansamente hasta las teclas de Rodrigo Ruiz Diaz. La Filarmónica Cósmica destruyendo el tiempo, fracturándolo.

Algo como un espejismo acecha, y Martín Sus sube al escenario. Después lo hará Diego Martez, y el corazón se derritirá un poquito más, todavía. El reloj se detiene por completo. La música es tiempo, y el tiempo es lo que ella quiera hacer con eso. Van a llegar Pablo Paz, Lucio Mantel, Ezequiel Borra o “vení a tocar, Borra, no seas puto”. Y con estos amigos de invitados, viajamos un poquito por esa penillanura suavemente ondulada. Ellos también, y sin darse cuenta, se van a ir enredando en esos hilitos traslúcidos, casi invisibles. Un alto nos devuelve del trance. Segunda ronda, pero de las agujas ni noticia. Seguimos todos acá enmarañados en estas babas del diablo, tomados por el trance que generan las canciones mil y una. 

La noche no tiene fin, y en el no-tiempo del no-espacio, se borran los contornos y unos suben al escenario y otros bajan y somos todos parte de lo mismo, y empapados de amor, cantamos, pegoteados en esos hilitos de amor que El Gnomo tejió entre acordes y sueños. Ahí mismo, algo germina, brota, florece. Como sucede con el alimento en la tierra. Porque el espíritu también se nutre. Para eso no hay tiempos, no hay formas, no hay secretos. Música, alimento del alma. Eterna y fugaz, asesina del tiempo.  

jueves, 19 de marzo de 2015

Me estalla el corazón de amor! - La Filarmónica Cósmica en Vuela el Pez


El calor constriñe. Esta ciudad marea. Mientras se hace la hora, la espalda apoyada en alguna vereda. Me demoró la calle, me demoró lo ameno de la charla, el vodka con hielo y esa rodajita de limón que no pidió, Oberá y su pañuelo colorado de arabescos paseándose mansamente delante de mis narices. Mi Undiverso se detuvo en este retrato perfecto, pero el reloj siguió corriendo. La Filarmónica Cósmica en el escenario. Entre las paredes y el techo de Vuela el Pez flota la tensión inicial, la que genera la ansiedad por el comienzo. El primer acorde de “La cosecha” la diluye automáticamente.

Con variaciones entre “Tres”, “Las mil y un canciones”, y el disco homónimo del 2009, la lista va modelando la energía a su antojo. Y hay mucha de ésa. Unas clavijas pueden cambiar el destino, y el presente, más que nada. Al fondo a la izquierda alguien comanda las teclas. Del embrujo de su sonido quedo prendada, mientras el bajo y la percusión acaban el fino trabajo de hacer sonar a la banda sensatamente. “Bajón violento” trae un duelo de guitarras digno de comentar. “Hombre de acción” y “Canción triste” van pegaditas, y generan un lindo efecto de sacudón. El cover de Yupanqui devuelve el orden al corazón. Repito fuera de tiempo cada verso, “debería hacerles los coros”, una idea terrorífica que se me mete en la lengua cuando suena “Palomas”.

No somos tantos, pero los que vinimos estamos disfrutando del trabajo bien logrado que habrán hecho probando sonido, ensayando debidamente. Son coherentes: no tengo los pies en la tierra, estoy en una canción. Momento de delirio y baile, “Chick Corea y Ringo Starr”. El final va asomándose, la última es la primera, y al ritmo de “Tres”, quedamos todos felices y bailando. En vivo sucede lo mismo que cuando gira el disco en el reproductor, siento que me estalla el corazón, me estalla el corazón de amor. 

El Gnomo y La Filarmónica Cósmica en Vuela el Pez


Lupe presagia: esta noche, se va a poner bien lindo Vuela el Pez


¡Tenés que estar ahí!

martes, 23 de septiembre de 2014

si existe algún lugar


Lupe pide tregua, pide paz

https://filarmonicacosmica.bandcamp.com/track/alto-el-fuego


Cuántos son el cosmos entero
cuáles, quiénes
hacelo bien, hacele bien, hacé el bien
que todo llega
no es lo que no tiene que ser
del resto, se encarga Dios