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viernes, 11 de septiembre de 2015

Miles de noches entrarán - Las Edades + Mamasutra + Cabeza Flotante en el Martes Indiegentes



Decir de un ciclo que lleva menos de un año que es un clásico, sería cuanto menos, apresurado. Así y todo, los Martes Indiegentesde Niceto Club está, semana a semana, ganándose ese lugar. Dejando esa puerta abierta, voy al grano para contar uno de esos míticos encuentros.

Apenas arrancada la semana, que el salón esté colmado no es poca cosa. Por mi parte, que la musicalización esté a cargo de Fuego Amigo Discoses un detalle no menor. Me costaría encontrar quien les pueda hacer sombra a la hora de seleccionar un playlist que refleje la escena. Acomodados y acalorados, entonces, la primera banda rompe el hielo. Se trata de Las Edades, banda de rock responsable por Cinco canciones de amor, su único EP editado hasta el momento. Lea Franov es la voz y la luz. Fernando Palazzolo (guitarra eléctrica y voz), Otto (bajo y voz), Nicolás Miranda (guitarra eléctrica y voz) y Conte (batería) completan el quinteto. Están ahí, de frente, con una iluminación precisa y un sonido prolijo. Están ahí, interpretan todas las canciones del EP y algunas inéditas pero que tienen trayectoria, y suenan impecables en cada una. Están ahí, van alternando las voces, van rasgando las tres guitarras, van desangrando historias cotidianas. Están ahí, y a través de su música nos trasladan a otro universo, paralelo, colmado de rock y de amor, en un justo equilibrio. Están ahí, y la fuerza de su sonido es absoluta y contundente. Están ahí, y la están rompiendo.

La femineidad, al palo. No se trata sólo de eso, pero en cada oportunidad que las veo me resulta inevitable pensarlo. Groove, funk, soul, hip hoppeo… de qué se tratará Mamasutra, es un misterio que me gusta ir resolviendo en sus shows en vivo. No podría dejar de mencionar la energía, la fuerza total que despiden. Como un pequeño batallón que va a fondo, que pelea con la música como bandera y está luchando al todo por el todo. La entrega es total, y cuando pareciera que están por quebrarse, redoblan la apuesta y se hunden en un sonido todavía más sublime. Verdaderas mujeres bellas y fuertes, y un caballero que desde el saxo marca su presencia. Funk al mango, y que viva La Liberté d' Lá Conché!

El espíritu solidario me llevó a conocer a Cabeza Flotante hace poco tiempo atrás. En esa oportunidad, como en esta también, no pude evitar sentir que se trataba de algo bueno. Y nuevo. Caí rendida ante su sonido, como lo hace cualquier incauto ante un hechizo. No podría determinar las causas, las maneras y formas de la canción son tan infinitas y misteriosas.... Pero el efecto es claro: quiero más! Ni con el bis alcanza. De esas bandas que mientras disfrutás en vivo, la mente se distrae pensando en llegar a la feria de discos o a alguna tienda online para tenerlas a tiro en cualquier momento. Quizás sea que el teclado me evoca al pop, con el que nunca pude, ni quise, pelearme. Será que el secreto de su canción esté en las infinitas influencias que listan como referencia… No lo sé, pero es tan cierto que me dejan pensando en eso como que sé que voy a volver a verlos cada vez que pueda.

De este lado, bailamos, nos divertimos, coreamos y la agitamos de lo lindo: ¿Qué más se le puede pedir a un martes?