Si es lunes, es feriado, llueve a cántaros, la ciudad está gris y de lo más triste y vos atrapado en eso, recordá que siempre vas a poder ir al cine a esconderte de todo.
Yo lo hice, y me encontré ahí con personajes atravesando la tragedia, abrazados al dolor más profundo. Imágenes del frío, del frío de afuera que se refleja en la nieve cubriendo las rutas del Sur, y el de adentro que se refleja en un personaje sombrío, sin luz de vida ni luz eléctrica. Del frío del silencio y la soledad, que no se disimula ni con banda sonora ni con la velocidad de una escena atrás de otra. Del frío de la ausencia, de la falta, del frío de la vergüenza, de la angustia, del frío de ser humano y ser impotente, y aún así, vivir.
Pero el abrazo se queda para que el dolor se vaya. La metamorfosis del dolor es posible, y su relato cinematográfico es, sencillamente, conmovedor.
Señorita, sus palabras llegan al alma. Es sencillamente exquisita. La admiro, como siempre lo he hecho.
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