Hay un pasillo. En el fondo, hay un pasillo. Hay una puerta, en el fondo hay una puerta que da a un pasillo. Y cuando se cruza esa puerta, hay aire limpio y nuevo, hay gente comentando, fumando, riéndose y de paso. Hay bicis también, hay músicos escondidos en un cuartito más atrás todavía. Me gusta, una vía de escape, un pequeño escondite, otra puerta de Alicia.
Testimonio abrazos de diferentes tamaños mientras al frente se disponen esos personajes de Tim Burton que suenan mucho, garage al mango. No dan respiro, es una constante de canciones una atrás de la otra. Su estética sombría enmarca a la perfección su post-punk rabioso. Saben cuándo darle lugar al hit y hacer que adelante se genere un nudo de cuerpos entregados a su ritmo frenético. Es que Mujercitas tienen 10 años de recorrido transitado, saben lo que del otro lado se espera, y lo dan sin restricciones.
Finalmente, el rockabilly de terrorcitas se disipa pero algo queda flotando en el ambiente, de eso no hay dudas. Nos reubicamos, como piecitas de encastre, llenamos de nuevo el espacio acomodándonos cerca de lo que mejor nos hace, y felices resaltamos los grandes momentos. Nos miramos y brillamos, como si hubiéramos sido barnizados con una capa de under de la cual ya no vamos a poder despegarnos, pero que nos hace fulgurar.
Con esa energía en mi aura me vuelvo a casa temblando, atravesé el Zaguán. Lo mejor debe estar por llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario