lunes, 4 de marzo de 2013

El Mató a Un Policía Motorizado – Niceto



Hay algo tántrico en el vivo de El Mató. Algo que despierta mi instinto primitivo, algo que me pone a vibrar, que me eriza la piel y me arranca del falso letargo, algo que se lleva la materia de mis sueños para siempre.

Contra mi voluntad, de la que ya poco queda, cierro los ojos y los motorizados hacen estallar por todos lados los barrotes de mi jaula, de mil jaulas, y ya no hay refugio y la música se expande en el aire y los cuerpos son sonido y el amor no alcanza o es todo.

Suenan bien, suenan fuertes, sólidos y aguerridos, como lo hacen siempre. Suenan a entrega, a banda que viajó de lejos para pasarla bien, más o menos bien. Amalgamados, como un reloj suizo ajustado a la perfección, las cuerdas y la batería entregan ritmo y agonía. La despedida es larga, el pogo intenso, el sonido en equilibrio.

Ni despierta ni durmiendo, soy el coro que agita empuñando su voz al cielo, que se posa sobre el bajo del Chango y es perdón y reposo.

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