Llego levitando, vengo desde lejos, allá donde toqué el cielo con las manos y lo traigo adentro. Necesito volver a apoyar los pies en tierra firme, congraciarme con mis congéneres y ser otra vez terrenal (el Universo lo llevo adentro pero disimulado, no sea cosa de andar avivando giles).
En MANUSH me tratan bien, y eso me gusta. Me sirven una cerveza artesanal, "elabortación propia", que me gusta lo mismo o más. Mi pecado: nachos con queso. Mi salvación: disfrutarlos sin culpa.
Me quedo un buen rato porque el clima distentido invita y porque el viaje de vuelta a lo mundano no es tarea sencilla.
Aunque no lo sienta justo, lo juzgo: volvería aquí cada que pueda a sentirme viva y de tierra. Todos los vasos del mundo, de la mitad para arriba.
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