Julián Mourin es parte de ese inquieto rompecabezas que forman los cancionistas de Buenos Aires. Con Mate de Metal, editado en el 2012, demostró que estaba listo para largarse solo. Disco intimista, de atmósferas cálidas y huellas de alguien que está buscando. Lejos en el tiempo quedó ese largo camino recorrido con su banda Chúcaro, donde se dieron el lujo de dejar la gráfica de su placa homónima (2005) en manos de, nada más ni nada menos, que el dibujante Liniers. Con un puñado de canciones latiéndole, llegó por fin Sur Solar, su último disco, recién salidito del horno y con fecha de presentación oficialeste 25 de abril en el Matienzo.
Con ganas de conocer todo el detrás de escena del disco, producido íntegramente de manera independiente, invitamos a Julián Mourin a sumarse a Vida Calesita y charlar.
Hablamos de esa decisión, que tuvo lugar allá por el 2011, en la que dejó el formato banda para abocarse a un proyecto solista. “Ya el primer disco de Chúcaro iba a ser solista, pero decidí finalmente sacarlo con la banda. Después fue decidirme, hacerme amigo de la idea de salir bajo mi nombre. Eso fue tal vez lo que más me costó. Pero una vez tomada la decisión, fue sencillamente darle para adelante.” Y así, como quien confía en el destino, nació Mate de Metal. Lo que pensé para Mate de Metal fue: bueno, me largo solista, criolla y voz, y le sumo algunas cositas. En algunos temas terminaron siendo más cosas, están un poco más vestidos. Pero básicamente era eso. Y que en vivo suene con una percusión, un teclado, pero que esté más o menos alrededor de una guitarra y una voz, esa fue la idea de "Mate de Metal”. “A mí me gusta mucho componer, me gusta hacer canciones. Siempre estoy con una canción nueva, con algo que decir, después le pongo una letra. Creo que el proyecto solista lo que tiene, si bien no estás acompañado como en un banda, donde son varios, lo que tiene es que tiene una fluidez interesante.”
¿Cómo, cuándo y dónde dijiste “lo mío es la música”?
Dije eso a los 19, 20. Anterior a eso, desde siempre, ya de chico era un enfermito de la música. Estaba siempre tocando la guitarra, muy tímido, pero siempre con la música. Sacaba canciones, sacaba temas re complejos de Eduardo Falú, de Atahualpa Yupanqui. Tuve una adolescencia medio extraña, me gustaba el folklore. Antes me habían gustado los Rolling Stones y de repente hubo un cambio de dirección total y me pasé al folklore.
Era fanático de la música pero muy tímido. No me animaba ni a cantar, en mi cuarto, inclusive estando solo. Pero todo el mundo sabía que yo era un fanático de la música. Mi familia se iba de viaje a algún lado y un regalo para Julián era un instrumento. Tenía todo el cuarto lleno de instrumentos colgando. Creo que lo que hice a los 19 fue dar ese paso, en vez de que estén los instrumentos colgando, los incorporé, y tomé la decisión. Dejé la carrera que venía estudiando para dedicarme a la música. Un piletazo total. Medio inconsciente, pero muy cabezón. Me parecía una cosa tibia estudiar otra cosa, seguir estudiando mi carrera, y hacer como hobbie la música.
Y así fue el principio de esta historia, que hoy lo encuentra preparándose para la presentación de Sur Solar, su último disco editado en marzo de 2015. Metiéndonos de lleno en lo que es el sonido de la placa, le preguntamos a Julián respecto a los ritmos latinoamericanos que se cuelan en las canciones. “Siempre fue una búsqueda mía, me parece interesante. Parto de que me encanta, me gusta mucho la música latinoamericana. Me parece fascinante la mezcla que se dio en todo Latinoamérica entre lo europeo, lo originario y lo afro. En cada país con diferentes porcentajes, pero en todos está esa mezcla, ese caldo de cultivo que es muy poderoso. Y eso es la constitución de nuestros países, de nuestra cultura, que está hecha en base a esto. Esto por un lado. Y por otro lado, si bien me encanta todo eso, también me gusta la cosa cosmopolita. Yo soy de acá, soy de Buenos Aires. Y es desde acá que hago toda esa ensalada de ritmos. A le vez, me encanta también la música pop o rock. En Chúcaro era un poco más rock. Escucho muchas bandas indie, estoy muy actualizado de la música, escucho mucha música, soy bastante melómano y me gusta estar atento a lo nuevo, a lo que está sonando. Entonces, hay como una mezcla en el disco. Si bien hay como olor a tierra, también hay una base electrónica y hay unos soniditos que son más actuales, que te traen más a la actualidad. Y me gusta en esa mezcla de cosas, lo que arma. Y siento que si tuviera que expresarme con sonidos eso es más o menos lo que soy yo, o lo que busco, por lo menos.”
El disco cuenta con la participación de diferentes músicos invitados en cello, violines, bombo y platillo, bandoneón y voces. ¿Cómo se dio la interacción con estos colegas?
Lo que me pasó con este disco fue que en un primer momento pensé en invitar, a quién invito para cantar, así como figura. Eso que a veces se hace, más cuando uno es un músico independiente, “desconocido”. Es un buen recurso, invitar a alguien “más conocido”. Pero para este disco me quedé con la idea del libro de Castaneda donde Don Juan le dice a Castaneda: “elegí un camino que tenga corazón”y me quedé con eso más que con cualquier otra cosa. Si se da ese tipo de interacción, tiene que ser porque se tiene que dar de una manera natural y orgánica. Hacés onda con alguien de una manera natural y sincera, y lo invitás a cantar y ya. Y no tanto el piletazo medio estratégico… y dije bueno, que graben los amigos, que fluye y ya. Y así fue en Sur Solar.
¿Cómo nació el nombre del disco?
El nombre del disco cambió bastante a lo largo del tiempo. Inicialmente se iba a llamar “Filosofía”, después hubo un tema que se terminó llamando “Esa filosofía”. Pero no me cerraba del todo. Me gustaba el nombre porque en el momento en el que decidí que me iba a dedicar a la música empecé a estudiar Filosofía en la UBA, estuve un año haciendo la carrera y estuvo bueno, y era una parte de mí, pero no completamente. Después me gustó “Parte del sol”, que es otro de los temas. Me gustó un poco más, pero tampoco me terminaba de convencer. Un día vi escrito “Xul Solar” así: “Museo Xul Solar”, y me quedé con la palabra “Solar”, y me gustó. Me dije, a ver, probemos por ahí, una palabra más antes de Solar, a ver, hagamos una combinación. Y probé varias y de repente probé Sur y me gustó mucho: Sur Solar. Terminaba quedando parecido a Xul Solar, como el pintor. Y eso también me gustó, que quedara un gesto, un guiño. Pero más que nada me gustaba porque sintetiza un poco mi música, o todo lo que venimos hablando, de hacer esta ensalada de ritmos o de cosas, desde Buenos Aires. Buenos Aires, que a nivel globo y a nivel Latinoamérica es Sur. Y Solar es porque las canciones son bastante luminosas, optimistas, van por ahí. Si bien este disco es un poco menos solar que Mate de Metal, por ejemplo, sigue siendo alegre aunque hay temas como “Viene Tormenta” o “Hasta que vuelvas” que tienen su oscuridad o son un poquito más nostálgicos. Y está bueno eso también, le dan un peso. Igualmente, mis letras y mis canciones son así, hay esperanza, va por ahí. Esa combinación me gusta. Y a la vez, todos estos lugares latinoamericanos de los hablamos generalmente son más para el Norte. Son lugares donde el sol pega. Es como si estuviera acá, pero mirando un poco para allá.
Contanos, ¿cómo es que Sur Solar llegó a Japón?
Yo también me lo pregunto, la verdad (risas). Fue un poco de a poco. Sura Music es un sello de acá, de Buenos Aires, de Nico Falcoff, que está conectado con Tayo Records, un sello de allá que está muy conectado con las cosas que pasan acá, de este estilo indie, con raíz, movida cantautor. Yo le di Mate de Metal a Nico para que se los mande, y les gustó… por suerte! Entonces, me empezó a comprar discos, de vez en cuando me compraba una tanda. Después me contactó por Facebook, y me contó que en el 2012 fue uno de los preferidos del año. En el 2013 vino al MICA y me invitó. Hicimos una fecha en el Pacha con todos los cantautores que él maneja allá, y estuvo bueno, hicimos una ronda. Arrancó él cantando sus canciones, una especie de bossa nova en japonés. Y después cantamos dos temas cada uno de nosotros. Y bueno, a través de las redes sociales se enteró que iba a sacar un disco nuevo, me escribió y me pidió que le avise cuando lo tenga, que le encantaría escucharlo. Y yo sabía que si le gustaba, existía la posibilidad de que él lo editará allá, que es una diferencia a que te compre tus discos de vez en cuando y los venda allá en sus disquerías. Porque él hace una edición del disco allá, una edición japonesa. Sabía que estaba esa posibilidad, así que se lo mandé. Me respondió en diciembre diciendo que le había gustado el disco, felicitándome. Pero no sentí en su respuesta mucho entusiasmo, así que solté la idea ahí. Pero en febrero me escribe un mail contándome que le gustaría tener la licencia del disco por 5 años, que le gustaría editarlo allá, con las letras en español y japonés, y si me interesaba me mandaba el contrato, etc … y bueno, la verdad que fue una alegría inmensa, me acuerdo perfecto el momento. Es una alegría, uno como músico independiente… acá mis discos no están ni en disquerías, están en algunas, en pocas, y de repente que alguien edite el disco allá es una alegría inmensa, no lo voy a caretear ni me voy a hacer el que esto fuera moneda corriente.
¿Y cuándo te vas de gira a Japón?
(risas), no sé, todavía no le pregunté. Pero me encantaría!
Julián Mourin presenta Sur Solareste sábado 25/04 en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249)
Visuales en vivo e invitados especiales
Abre: DanielVinderman
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