Siempre a la luz de la luna, como siguiendo a mateo en la tierra. Siempre bajo su cobijo, saludándola desde la noche porteña. Y si hay patio, claro que ahí nos encuentran. La cita es temprano, pero el show se demora en una espera amena. Los infinitos espacios de Korova encantan los sentidos. La cerveza está fría, y al alcance de los bolsillos y su mala costumbre de estar siempre flacos, pero sedientos. Las luces del lugar, los detalles de artes plásticas en cada rincón, una foto casi perfecta. Esperamos sin apremio, sin apuro. Y la paciencia tiene recompensa, “mi alma está dentro de una guitarra vieja”, canta Facu Tobogán acompañado por Manuel Larisgoitia en las cuerdas. Se van sumando los músicos que integran la banda que lo acompaña esta noche, y junto a Leandro Bogado, Nicolás Stamm y Ketchup, completan la formación. Canciones propias y ajenas, traídas desde diferentes latitudes y placas, traídas desde lo inédito y ceremonial. Facu se desliza entre los pies de micrófono, se mueve entre los cables, su voz nunca se pierde. Es esa presencia que está por todas partes, dando el show, pero también sumido en su mambo, abstraído en su banda, articulando la manera de cantar la canción que ya eligió para compartir, para revelar. Va y viene con una botella de vino en la mano, de espaldas al público se dedica de lleno al batero. Y vuelve, y nos canta como quien se desgarra. Y en esa letanía, la banda se escapa. El final es Facu solo con su guitarra. Se cuestiona, pero deja una enseñanza: ahora sí, los que estamos acá conocimos a Lou Reed.
Con cierto halo de timidez e intimidad, la voz líder de Mateo de La Luna en compañía terrestrial nos regala una vez más esa “Cajita multiforme” en la que viven todos los acordes que devuelven la energía, la alegría y el corazón entero. Estrenando octapad, con un debut en los sintes y un contexto atípico, “La energía de los planetas” es la segunda en la lista y con banda completa. La “Triple M” al frente, con Mariano, Mateo y Matías comandando esta nave espacial que es Mateo de la Luna sonando en vivo. Y lo bien que suenan, hoy también. Entre temas de “La energía” y algunos no editados pero bien conocidos, la lista se agota casi sin dar tregua. La guitarra de Terremoto en “Absorbo todos los tés de todas las tardes” sigue siendo un verdadero lujo, y lo es también la armonía de los sonidos de todos los instrumentos, rugiendo parejos. Nota aparte para “El lado terrestrial”, canción de una dulzura inigualable y una cadencia sublime, que interpretan Mateo y Terremoto a dúo, pero como si el universo se pudiera acabar en seguida en sus voces, o en el traste de sus guitarras, o en la poesía que hay detrás de esa canción maravillosa. Y al socorro de la sensibilidad que queda latiendo al borde la piel viene una casa a incendiarse, un viaje por las galaxias para eliminar el mal.
Podrán tener otra forma, ser otra propuesta, armar una puesta alternativa. Podremos estar sentados y pasivos, ajenos al papel picado, al grito al filo de la garganta, al pogo y al baile. Pero la esencia sigue intacta, y la pregunta tiene respuesta: si esto no es el amor, entonces ya no entiendo nada!
Tobogán Andaluz toca el 11-abr a las 21hs en El Quetzal
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