Noviembre se va. Deja una estela, un caminito de pequeños hitos que seguro más adelante nos volvamos para cosechar. Que por más inesperada que seas, alguien te espere, que la mística se multiplique por tres y que los días se fundan en noches que amanecen y en tu cama algo dorado descanse. Pensabas en mudanzas, en lugares que se expanden, en otros que se exilian, y algunos nuevos que llegan. De Tte. Benjamín a Pringles, porque Almagro también siempre estuvo cerca. Pero puede pasar que sea una noche de jueves hermosa y esas bandas que te gustan compartan una fecha en el Matienzo.
Entonces, Los Animales Superforros arrancan con el warm-up. Algunas canciones de “Coplas”, otras nuevas, a editarse en su próximo disco, prometen. Las voces están enfrentadas entre sí, se desafían con miradas regalando sus perfiles al público, que de a poco quiebra la quietud. Charango, flauta, sampler. Música que suena a psicodelia del altiplano, provocando que la sensorialidad se despierte como un animal en cautiverio. Melodías que invitan a cerrar los ojos, que dan ganas de soltar el cuerpo y ver qué pasa si… Algún bailarín se adueña de ese espacio privativo que marca la distancia con el escenario y el movimiento se vuelve contagioso. Antes de tocar la que siempre espero, el show termina. Misión cumplida: subió la temperatura en el lugar, los animales están liberados, estos superforros son energía en estado puro.
Hay tantos recovecos todavía por recorrer. Están los pasillos para acá, para arriba, y para allá; las escaleras todavía vírgenes de pintadas; la terraza, gloria de aire limpio y estrellas; y la simpatía atrás de la barra. Distracciones que atentan, dejo pasar a Hipnótica sin querer. Pero llego a la primera fila para Francisca y los Exploradores. En plan trío y enchufados. Una faceta casi opuesta a la que vi por última vez. Diferente, pero con la misma intensidad y potencia. Un sonido más rockero para “Chica de la Playa”, “De su sal” y la canción con la que los conocí “Contraindicaciones del pensamiento”. Los sentidos siguen encendidos, recibiendo el brío de la música de Francisca, donde cada canción es un pequeño viaje a ese universo que explora la inocencia como un arrebato de serenidad atemporal. Cada tema un mundo que describe y abre puertas. Yo me dejo guiar por el sonido y es como si la electricidad me recorriera las venas. De nuevo, esa sensación de que termina demasiado pronto. Seguro sea porque lo bueno si breve. Francisca me sorprende, de nuevo para bien. Se va una fecha de esas lindas, de ritmos en fusión y psicodelia.
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