hermoso grupo humano - Paula Maffia & Los Grillos del Monte en El Quetzal
El escenario es simbólico, imagino que habrán dicho antes. Cambia de lugar, de forma. No debiera ser estático sino estar en movimiento, como el arte mismo, como el devenir de una canción, que es sonido en el tiempo. Esta noche en El Quetzal todo está corrido de lugar. Un poco de desorientación antes de la re adaptación, un poco de algo nuevo.
El silencio puede ser la pauta del talento.
Puede ser un lugar vacío a llenar, puede ser el punto más hondo la cicatriz que
dejó el puñal. Acá adentro todo es murmullo y afecto, pero algo irrumpe y
silencia, algo lleno de rulos y fuerza y entrega. Una que es primero voz y
después carne y después una canción que es una mujer que es una isla que es una forma del amor. "Esto es tracción a sangre", propone Paula Maffía dándole un marco acústico a su presentación, sin micrófono ni amplificador. Ella, su cuerpo, su voz y su guitarra, que enrocará por un cuatro venezolano y a la que se sumará el fuelle de Tomi Lebrero en un tema que tilda de cursi y larga, pero que no. Patea con sus tacos el piso, rasga con sus
dedos las cuerdas y lo que hace con su voz es difícil de encasillar, de describir, de escribir. A mí, que entiendo lo que quiero, me gustan las letras. Su manera de
juntar palabras y darles vida y sentido, de partirlas al medio en el momento
preciso y hacer de una canción el lenguaje perfecto. Quisiera que Ojos queladran sea el disco que suene a cada momento. Quisiera poder decir que venir a verla supera ampliamente el placer minúsculo y de sencilla incorporación a la rutina que es poner a girar el disco. Porque su discurso es justo, encantador. Su manera de articularse entre canción y canción, de hacerse presente, la esencia que destila. Quien desconfíe debería probarlo, en serio.
El todo es más que la suma de las partes, esa frase se me vino a la cabeza la primera vez que oí a Los Grillos del Monte. Aquí y ahora la comparto y el consenso es total. Un conjunto musical que nació de la unión de cuatro cancionistas y en el 2015 dio como primer fruto un disco homónimo donde se nota a las claras el aporte singular pero también la potencia colaborativa. Los otros frutos son quizás más efímeros pero igual de intensos. Similares a este encuentro musical, donde algo de la improvisación y el delirio siempre se cuelan, donde la lista de temas es el esqueleto, pero el cuerpo entero está compuesto de otros elementos, siempre ocurrentes, desafiantes, divertidos. El totem humano es un ejemplo de ello y la inquieta caminata de acá para allá podría ser el siguiente. En ronda, sentados, parados, a la vez, por separado. Van mutando, van tomando protagonismo y luego cediéndolo, van ejerciendo el oficio de músico, de cancionista, de artista independiente. Van creyendo en lo que hacen y lo van compartiendo, las cartas sobre la mesa, las canciones a flor de piel, como una pila d recuerdos que cobran vida en cada encuentro. "Hermoso grupo humano", dice Tomi casi al final, como despedida. Y tiene razón, aunque no esté hablando de ellos.
El escenario está en movimiento, hay escena, hay artistas, hay ganas, hay mucha, mucha resistencia. Podés ser parte, te invito a dejarte caer en ella.
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