La luz artificial es artificial, como cualquier
artificio, eventualmente termina. Muy por el contrario, la luz verdadera no se
extingue nunca, no deja de iluminar, vive en las canciones.
Citados a formar parte de un Festival
Superamigo ese jueves de un calor inmensurable, temprano y en Niceto, con un line up
de lujo: El
Hipnotizador Romántico, Pablo
Malaurie, Cosmo y Les Mentettes. La ciudad
transpira en color negro, nos movemos entre una densa masa de calor. Abanicos,
muchos. Algo muy similar a la puntualidad, y un escenario que funciona como un
relojito suizo. El
Hipnotizador Romántico cumple pero pasada la primera canción de Pablo Malaurie algo por fuera
de lo esperado irrumpe, silencio y oscuridad. Perplejos, los músicos buscan
alternativas, piensan cómo perpetuar el show en condiciones adversas. Para
sorpresa de todos, quienes habiendo salido a respirar ese aire tibio que
anunciaba la inminente tormenta, volvemos al centro de la escena porque sí, hay
birra gratis, algo extraordinario se gesta.
En el tiempo una ronda de canciones se extiende
lo que un fanático sueña, en un calor que el cuerpo de este mundo no puede
soportar, en una camaradería que el corazón de cualquiera quisiera abrigar. Entonces, al
pie del escenario, todos los músicos convocantes forman una ronda, la oscuridad
le abre camino a algo que podría pensarse como un ensayo general abierto, y las
canciones empiezan a sangrar en una luz que imaginamos pero no vemos.
Van alternando instrumentos, saltando del
repertorio de unos a unos, van variando de autores y todo llega todo tan lejos,
que hay covers de los más grandes y
uno que explica algo de este Verano
Fatal. Una especie de sala de ensayo desfachatada, con muchísima más buena
voluntad que otra cosa, con la sincera intención de cumplir, y de pasarla lo
mejor posible. Algo que podría bien definir lo que es un súper amigo, el que se
queda ahí, bancando los trapos, hasta las últimas, hasta que las velas no
ardan, pero sí esté todo el corazón bien prendido fuego. Una exquisitez única
que la falta de electricidad no pudo cortar.
“¿Dónde está la luz?”, nos preguntábamos parafraseando al
inmenso Juanito
el Cantor. Nos fuimos convencidos de que la luz también es esto.
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