En Naranja/Verde la cosa es así, hace calor, la birra está fría, esa suerte de patio abierto hasta temprano, el pasillo oscuro y todos con ganas de pasar un buen rato. Me cae bien esa pequeña puerta del cielo bicolor, de entrada siempre gratuita y brazos abiertos a lo nuevo. Me gusta ver a los pibes que tocan en mis bandas favoritas riéndose mientras transpiran, haciendo sus vidas de fans de otros, agitando en el pogo, que se las arregla para encontrar lugar en esa habitación de 2x2.
Los Digisagas allanan el terreno, tocan regio, me gusta aplaudirlos después de Paseando y de Desayuno. Algunos escapan a ese abrazo de calor y mueven la cabeza del otro lado de la puerta. Ellos están ahí, tocando las suyas, haciéndolo bien, compartiendo la alegría de un viernes entre canciones. Ciertas cosas no logro entender… Pero para evitar la confusión llegan Los Japón, con toda la fuerza del debut y despedida, del regreso de los que no se fueron.
Tocan La Playa casi en estricto orden, y es fabuloso cómo ahí apretados, hechos gotas de sudor en el aire, nos movemos como nos comandan, en ese oleaje de costa refrescante. Los corazones colmados, las voces respondiendo en Derrotado, los cuerpos bramando en Automático. Cada canción es motivo de un micro pogo, en el que quedo atrapada sin querer queriendo, y aprisionada entre las melodías mejores, me sumo al cántico “Y dale Japi, dale dale Japi” y me entrego a la entrega, total…
El bis es una repe: Vuelven las pandillas, y para ese momento las olas están por estallar… bueno, eso no es tan así, las pandillas volvieron, las olas estallaron, y ya no me asusta la noche porque ando derrotada en un día de sol!
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