miércoles, 17 de agosto de 2016

Un mundo imaginario lleno de ilusiones coloridas - Festival Mandolín en La Casa del Árbol


Del Príncipe me imagino un montón de cosas, y casi todas me resultan inconexas e inventadas. En mi mente, formo su figura con retazos de melodías, con fábulas y mitos de su persona, con una foto de su hija que circula por la web, con covers que hicieron músicos de este lado de la orilla, donde me tocó nacer y donde conocí su música y su historia. Con toda esa mezcolanza invento un Gustavo Pena a mi manera, y me gusta.

Pero hoy es domingo, hoy termina algo o algo empieza. Esos dilemas estériles de días como estos que me distraen, que me hacen mundana y detestable. Pero aquí estamos, apersonados en el corazón de Palermo, que tantos corazones tiene, dispuestos a cruzar la librería para entrar. Este guiño tiene que ser una buena señal. Pasó parte de la abultada e interesante grilla que propone el Festival Mandolín, pero tenemos para rato aún, y por suerte. Estamos en La Casa del Árbol, que como cualquier sitio que se jacte de tal, cumple con la premisa máxima de ser cálido y de brazos abiertos. De nuevo encuentro este lugar tan lindo, agradable y placentero. Así, como me gusta sentir los lugares que son casas y que me habitan aunque más no sea por un ratito. Y a ese patio le mando este beso, y que lo extraño como a todos los patios que siento.

Curioso que el Festival lleve por nombre el de una de sus canciones más conocidas, y que aquí también todo se mezcle y ganen terreno la música y la poesía. Pasan artistas, músicos, poetas. Pasan paneles de charla, pasan platos de comida casera, pasa la birra por la lengua, la garganta y a la panza. Pasa el tiempo, ese sí que está siempre de paso. Me gusta la dinámica, la velocidad del encuentro, el tiempo justo que tiene cada propuesta, respetando y dejando resto para que cada quien se luzca sin cansar, sin jactancia. Es un Festival de lo más ecléctico y ameno.


Pienso en Mandolín, en ese punto en común que caprichosamente encontré entre El Príncipe y el Festival y pienso que sería lindo seguir viendo mes a mes que todo esto que se forma de retazos y que va al rescate de una gestión cultural independiente siga dando que hablar, dando batalla y ganando peleas. 

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