Del Príncipe me imagino un montón de cosas, y casi
todas me resultan inconexas e inventadas. En mi mente, formo su figura con
retazos de melodías, con fábulas y mitos de su persona, con una foto de su hija
que circula por la web, con covers
que hicieron músicos de este lado de la orilla, donde me tocó nacer y donde
conocí su música y su historia. Con toda esa mezcolanza invento un Gustavo Pena
a mi manera, y me gusta.
Pero hoy es domingo, hoy termina algo o algo
empieza. Esos dilemas estériles de días como estos que me distraen, que me
hacen mundana y detestable. Pero aquí estamos, apersonados en el corazón de
Palermo, que tantos corazones tiene, dispuestos a cruzar la librería para
entrar. Este guiño tiene que ser una buena señal. Pasó parte de la abultada e
interesante grilla que propone el Festival Mandolín, pero
tenemos para rato aún, y por suerte. Estamos en La Casa del Árbol, que como
cualquier sitio que se jacte de tal, cumple con la premisa máxima de ser cálido
y de brazos abiertos. De nuevo encuentro este lugar tan lindo, agradable y
placentero. Así, como me gusta sentir los lugares que son casas y que me habitan
aunque más no sea por un ratito. Y a ese patio le mando este beso, y que lo
extraño como a todos los patios que siento.
Curioso que el Festival lleve por nombre
el de una de sus canciones más conocidas, y que aquí también todo se mezcle y
ganen terreno la música y la poesía. Pasan artistas, músicos, poetas. Pasan paneles
de charla, pasan platos de comida casera, pasa la birra por la lengua, la
garganta y a la panza. Pasa el tiempo, ese sí que está siempre de paso. Me
gusta la dinámica, la velocidad del encuentro, el tiempo justo que tiene cada
propuesta, respetando y dejando resto para que cada quien se luzca sin cansar,
sin jactancia. Es un Festival de lo más ecléctico y ameno.
Pienso en Mandolín, en ese punto
en común que caprichosamente encontré entre El Príncipe y el Festival y pienso que sería
lindo seguir viendo mes a mes que todo esto que se forma de retazos y que va al
rescate de una gestión cultural independiente siga dando que hablar, dando
batalla y ganando peleas.
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