miércoles, 2 de octubre de 2013

Personalmente creo que todo esto es una locura - LAS PELOTAS en Groove


Como si todos los días de la semana pudieran entrar en el último y fuera una eximia alquimista en el arte de condensar el tiempo, me apuro el domingo a hacer todo eso que no hice: visitar a mis amigues, “¡Pero si somos familia!”, mirarte los dedos sin que te des cuenta, sentir pena por el cóndor y asistir como espectadora al santo ritual de un recital de rock. 

Llego con tiempo de sobra, y aunque todavía falte un rato para que Daffunchio y los suyos den inicio a la ceremonia, en las inmediaciones de Groove se respira nacional. Un pibe de espaldas, se ve que o no se aguantó o es de los que gustan marcar territorio a lo salvaje. Cortinas de metal sonando en golpes secos al ritmo futbolero del vamos, vamos Las Pelotas. Encontrarle un sentido a estar parados en fila esperando el milagro. Y yo, que pensaba que unos papeles picados en el momento más alto del show sería lo más rockero que vería en mi vida.

Por los pasillos, en el primer piso, en ese plato volador VIP, en todos lados hay pibas en zapatillas de lona y flequilludas, pibes con remeras de bandas, con pilusos en la cabeza, con espíritu rock. Me dejo fascinar por la imagen, veo una pequeña bandera agitándose adelante, algunos en cuero tratando de zafarse del calor de los saltos y empujones. La banda recorre serena la lista. Están todos los climas en su orden, todas los temas que se esperan. Letras que se convirtieron en himnos y se entonan con la misma solemnidad.

Litúrgico sucederse de canciones que no pasan de moda, porque nunca lo estuvieron. Próceres que empuñan sus instrumentos como sables sagrados que dan voz al desamparo popular, al amor cotidiano, a la pérdida común, a la denuncia. Feliz de haber formado parte hoy, cierro los ojos obligada y aplaudo con las manos y la memoria cada himno personal y compartido. Y aunque sé que ni esto es un estadio ni hoy una fecha mítica, ¿no debería ser siempre histórico cada vez que los artistas que construyen nuestra identidad convocan al rito?

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