Encantadora y luminosa, como sus temas. Brilla en el centro del escenario, con su sonrisa aniñada y la fuerza de su guitarra a cuestas. El lugar se congela y el tiempo se detiene, Laura recita. Se abre una dimensión nueva.
Su voz es un viaje lleno de texturas. Terciopelo entre los dedos, como acariciar conejos o apretar apenas las gomitas debajo de las patas de los gatos. Artesana de las atmósferas musicales por las que transita con sus canciones, nos va conduciendo por este viaje de sonidos que trajo desde el otro lado del Río de la Plata.
En Vuela el Pez el murmullo es constante, este verano sorpresa en pleno Julio nos sacó a todos afuera. Al costado del escenario, un artista pinta en vivo el rostro del flaco Spinetta. Las paredes están cubiertas de cuadros, una pantalla de fondo con imágenes que acompañan la música. Eso conjuga la esencia del lugar, uno de los favoritos en la escena.
Invita a Pablo Grinjot, y juntos hacen un de Mateo. Subibaja de emociones, el clima va zigzagueando al ritmo de su música. Siempre suave e intensa, cabalga entre canciones despojadas de pretensiones, historias breves y poesía intensa acompañan el sonido de las cuerdas.
Junto a Pablo Echaniz interprentan “Viento”, otra invitada sube para ponerle diversión al momento. Cover de Beirut y con eso va llegando el final. Laura Chielli trajo desde Montevideo sonido de río y arena, sol pegando de lleno en las rocas, continuidad de las olas rompiendo en la orilla, espuma en la voz. Que se repita.
Su voz es un viaje lleno de texturas. Terciopelo entre los dedos, como acariciar conejos o apretar apenas las gomitas debajo de las patas de los gatos. Artesana de las atmósferas musicales por las que transita con sus canciones, nos va conduciendo por este viaje de sonidos que trajo desde el otro lado del Río de la Plata.
En Vuela el Pez el murmullo es constante, este verano sorpresa en pleno Julio nos sacó a todos afuera. Al costado del escenario, un artista pinta en vivo el rostro del flaco Spinetta. Las paredes están cubiertas de cuadros, una pantalla de fondo con imágenes que acompañan la música. Eso conjuga la esencia del lugar, uno de los favoritos en la escena.
Invita a Pablo Grinjot, y juntos hacen un de Mateo. Subibaja de emociones, el clima va zigzagueando al ritmo de su música. Siempre suave e intensa, cabalga entre canciones despojadas de pretensiones, historias breves y poesía intensa acompañan el sonido de las cuerdas.
Junto a Pablo Echaniz interprentan “Viento”, otra invitada sube para ponerle diversión al momento. Cover de Beirut y con eso va llegando el final. Laura Chielli trajo desde Montevideo sonido de río y arena, sol pegando de lleno en las rocas, continuidad de las olas rompiendo en la orilla, espuma en la voz. Que se repita.
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