El hermetismo funcionó, jugarla de callados, tirar data a cuentagotas, sugerir más que mostrar. Confirman su regreso, después de más de 15 años sin pisar el escenario, pero no dicen mucho más. Entonces, la expectativa crece a pasos agigantados, se vuelve inmensa, tan grande que apenas entra en la terraza del CC Recoleta, en el marco de la séptima edición del Festival Ciudad Emergente.
Entramos a presión, moverse del rincón al que se llegó a fuerza de roces violentos es una alternativa kamikaze. La terraza está atestada, y en los rincones se ven caras conocidas. Es que se trata de un hito, una de las bandas fundamental y fundante de la escena alternativa de los 90´s se junta de nuevo. Nadie quiso faltar, a nadie quiere arrepentirse al día siguiente.
El público está ansioso y la sospecha ya es certeza: estamos por ser testigos de un momento histórico: “The aliens are back”. Apertura instrumental, sombreros eternos y trajes en blanco y negro para el aterrizaje en este planeta. Se inicia el trance y el show es un rito sagrado donde los músicos van desplegando todo el arsenal con el que cuentan en sus 3 discos y mostrando la hilacha de lo nuevo. El pogo es desquiciado, el mosh también, se escucha al público agitar, vibrando como en un ritual satánico de sangre derramada en acoples y solos de guitarra que estremecen a cualquiera.
Como una cacería de brujas o una película de Martes 13, “Vudú” estalla en aullidos y Los Brujos están debajo de una bolsa de arpillera que hiela el aliento. Queda claro que todavía tienen mucho para dar y que el tiempo, a veces, sirve para macerar lo bueno. La entrega es plena, el nivel de energía podría hacer estallar todos los termómetros de la ciudad. Como una liturgia sagrada de culto a la psicodelia, hay momentos muy arriba en “Canción del Cronopio”, “Piso liso”, "Sasquatch”, el final con "Capicúa" y "Mi papi no te quiere" y una buena noticia: "La gira intergaláctica duró un largo tiempo pero ya estamos de nuevo en la Tierra”. Bienvenidos.
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