el Martes Indiegentes en Niceto de esta noche será muy especial:
homenaje a Toto
homenaje a Toto
Acurrucado en el vientre
de un animal
creceré y seré más

No obstante, la conjunción de ambos términos da un resultado imposible de explicar con palabras de este mundo. En su tercer año consecutivo y en su quinta fecha en el Matienzo lo que va del 2015, el Jolgorio Mutante sigue siendo una verdadera fiesta. Entonces, cómo armar oraciones que digan lo que Los Mutantes del Paraná son capaces de hacer con la potencia que su música germina. El zurdo del contrabajo es el capitán. Comanda una tripulación de navegantes de energía. Todos juntos ejecutan piezas que son de otro planeta, verdaderamente mutantes. Canciones que van surcando la atmósfera desde géneros dispares que se funden con total naturalidad y simpleza. Aprieto los labios, porque ninguna palabra alcanza. Por suerte, el cuerpo es el soporte de toda esta movida, y el baile es irremediable e irrefrenablemente el único camino posible.
¿Será que así suenan los bichos cuando se reúnen a cantar todos juntos? Ahora Los Grillos del Monte se acomodan formando una fila, y hombro con hombro asestan la primer canción, la misma que abre su disco homónimo y debut, que bien podría ser su declaración de principios, vengo del monte y al monte me voy para siempre, a cantar. Y desde ahí, desde esa pared similar a la que forma una ola antes de romper, van fluyendo las canciones. Muy similar al show que fuera el de presentación oficial del disco, la energía no decae, el talento es evidente y las sonrisas se contagian de un frente al otro. No descuidan la ocasión de despacharse con una cumbita, y allá en una esquina se arma un micro baile que deriva en trencito. Pero tampoco es cuestión de perder la oportunidad de intimar. Entonces, cuando ya todo parece haber llegado a su fin, se acercan a la primer fila y nos prometen un canto nuevo. Ahora sí: Hasta luego, chau.