domingo, 28 de julio de 2013

Cuando explota la popular - Bestia Bebé en el Matienzo


Los pibes de las figuritas están agitando entre el público, me imagino una foto con todos ellos arriba del escenario, una foto en un recital que se parezca a una foto en una cancha. No sólo la tapa del disco es futbolera, el show también lo es. Hay trapos colgados por las paredes, una pelota, desinflada, pero de fútbol, un trofeo, cantos de cancha, mucha gente muy transpirada. Hay ánimos de barra, agite contra los ratis, ritos futboleros en todas direcciones. Falta la pizza sin muzza y estamos hechos, porque birra sobra por todos lados, afuera y adentro de estos hinchas de la canción hitera.

Algo muy parecido al entretiempo rompe con la mística: los cortan, prenden las luces, un referí del Matienzo intenta detener el juego. En vano, completamente en vano, esta avalancha está prendida fuego. Tribuna de amigos que vinieron a alentar, la Bestia Bebé es pasión de multitudes. El recinto-estadio está a punto de colapsar, pero estos fanáticos de las guitarras arpegiadas no piensan aflojar. Imposible hacerlo si suena “Wagen del pueblo”, “Luchador de Boedo”, “El Uruguayo” o “Patrullas del terror”.

El campo de juego no termina en el escenario, algunos jugadores lo cruzan y se suben a cantar. Reno se suma para Muero por ser el nuevo héroe de esos idiotas, y la gente en las gradas pasa del pogo al mosh con una violencia de amor que contagia. Virus esparcido, nadie está a salvo en este amistoso. Una despedida punk-rock que deja a todos colgados de los tablones, con el pecho abierto al medio y la cabeza estallada, versión bestial de “Y aún yo te recuerdo” y “No tengo nada”.

Intenso y caluroso como una final mundial, el recital presentación del disco fue arrasador. No quedan dudas, Bestia Bebé es un equipo ganador. Valió la pena el precalentamiento, de tanto salto vibró la cancha, de la PB hasta el SS.  

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