domingo, 31 de marzo de 2013

El mundo del cine, según Lupe

THE MAN WITHOUT A PAST – Aki Kaurismäki
Me gustó la velocidad pausada con la que discurre, implacable, la peli.
Me gustaron los personajes taciturnos y algo oscuros, las locaciones casi exóticas.
Me gustó la multiplicidad de giros, solucionándose casi al inmediato.
Me gustó que sea en Helsinki, claro.
Pero mi fascinación más grande: esos instantes en los que los personajes miraban directo a la cámara sin mirarla.

LOS CABALLEROS DEL ZODÍACO - Shegeyasu Yamaguchi
El plan perfecto:
1. Ir la medianoche del sábado al MALBA a ver una de animé.
2. Llegar justo a tiempo.
3. Que la sala esté llena de fanáticos acérrimos.
4. Que los 80 minutos (qué delicia de tiempo!) discurran entre risas, comentarios y chistidos, todos atinados.
5. Ser 100% parte de eso! Amén a esa diversión inconmensurable que, a veces, trasciende la pantalla.

sábado, 30 de marzo de 2013

La música que respiro - Mateo, Valentín y Bicicletas en Salón Pueyrredón


Salón Pueyrredón, una estrella a cada lado del cartel y así fue siempre. Las ventanas abiertas de par en par dejando entrar el aire viciado que llega desde la emblemática Avenida Santa Fe, las escaleras de mármol, la barra y su modesta oferta, la mesa de discos. Y así, sin más, el show empieza.
Facu de invitado y suena “Lo que más quiero”, pauta de que estamos frente al momento convertido en un clásico de los shows en vivo de Mateo de la Luna. El ventilador hace que el pelo flote por el aire, como tanto me gusta, y lo deja viajando por la galaxia, eliminando el mal del universo. Los pájaros me llevan al fondo del océano, ese es el mundo en la luna que propone Mateo.
Todavía hay una  distancia que separa al público del escenario, una barrera invisible que nos mantiene alejados y contenidos, y así vamos a permanecer. Ni el ritmo sentido de “Como una rana” va a hacernos saltar esta noche, pero eso no quita que los chicos no estén sonando fatal, con toda la energía terrestial que los caracteriza. Breve pero intenso, a su paso dejan el aire atiborrado de bravura y potencia.
Yo, por suerte, tengo la mía al lado. Me gusta escucharlos en vivo cantándole la canción con la que bauticé a mi Pequeña Napoleón. Valentín y los Volcanes armó un playlist impecable, honrado la re-edición de Todos los Sábados del Mundo, y  eligiendo los hitazos de Play al Viejo Walkman Blanco, disco emblema dentro de mi reproductor de Mp3.
Algunos momentos en los que los parlantes devolvieron ese sonido intenso con el que se entregan los valentinos y ya no fue posible quedarse quietito en el lugar, aunque la fiebre se mantuvo contenida, el estallido a punto, pero reservado: “Los chicos de Orense”, “El gran hombre del planeta”, y la despedida a todo trapo con “Pararrayos”. Y a esta altura, ya estoy hecha.
Bicicletas arranca con “12 Peces”, y después ya me adivinan con mis ojos mirando siempre desde lejos, como un agujero negro más. Llegó el momento del rock en estado puro. El público y el ritmo tienen una esencia más ruidosa que cancionera, toma el protagonismo la sonoridad salvaje de las cuerdas, el beat rockero de la bata, los teclados implacables. “11 y 20” es todo lo que estaba esperando, y no me decepciona en lo más mínimo. Hunden el Salón en su power rock repleto de canciones intensas, penetrantes.
Una fecha que ofreció pluralidad de géneros y lo mejor en cada uno de ellos. Embriagada de música y asustada hasta la médula, me retiro de Salón y me despido hasta la próxima, porque el río va hacia el mar.

viernes, 29 de marzo de 2013

Absorbo todos los tés de todas tardes – Palermo.paseo


Que sea feriado, que el cielo esté celeste y limpio como el manto de la virgen que inspiró mi nombre y que el sol caliente este punto del globo en su justo punto medio es más de lo que me imaginé que la tarde de viernes me tenía preparado como regalo de Pascuas.
Mi disfraz para este fin de semana es el de turista en mi propia ciudad. El desafío es encontrar rincones para descubrir, laberintos para descifrar. En esta oportunidad, se trata del contraste. Oponer el paisaje que visité de noche en su versión diurna y ver qué tal está.
El atajo, qué seducción eterna la del vértigo de un atajo! Las vías del tren, la desconfianza para siempre de los cruces a paso nivel. El puente, el desafío más grande de todos. El miedo arraigado en los huesos, arrastrado desde siempre. Pero es cruzarlo y que se vaya para no volver más y estar parada después y al infinito en otro lugar.
Las tipas añejas, las calles con su ritmo cansino de auténtico barrio porteño, las hojas secas crujiendo, los barcitos en las esquinas sacando las mesas al sol. Cierro los ojos y grabo las imágenes como fotos mentales, que esto sea apenas el presagio del otoño que empieza a aflorar.

martes, 26 de marzo de 2013

Dentro mío hay un paisaje escondido - Jardín Botánico



Cuando me acusan de vivir en un termo, muchas veces me sucede no encontrar ni la cantidad ni la calidad necesarias dentro de mi escueta lista de argumentos para refutar tan nefasta acusación. Me gustan las transformaciones, la idílica posibilidad de modificar el status quo en cualquier otra cosa, sorpresiva e inestablemente. Me tienta la metamorfosis, el vértigo de lo nuevo. La primera señal vino del cielo, cuando pese a todos los pronósticos, el agua se hizo luz y del cielo brotaron rayos de sol que secaron la tierra mojada en menos de lo que canta un gallo.

Con tan poco soy feliz, ir por la vereda del sol con 3 sanguchitos de miga para almorzar en el Jardín Botánico el primer lunes de otoño. Un banco de plaza color verde inglés me recibe amistoso. No me decido, pero da igual, busco en la carpeta de discos el de Los Animales Superforros, play + repeat, y no puedo del asombro.  

Las paredes del termo se están derritiendo y en el instante previo percibo lo que inevitablemente va a venir, cierro los ojos y ahí entonces el estallido abrumador, el termo desintegrado en miles de pedazos, convertido en  burbuja, transformado, una cápsula transparente. Metamorfosis del lugar donde habito, de la casa y mis paredes.  Pero los tímpanos al mango de música, y ver la gente pasar, pero no sus voces. Como marionetas dirigidas por un titiritero invisible. Y los siento a ellos, y también a mí, personajes de un cuento de ficción en el jardín. Por eso será que me gusta tanto Thays, porque en sus jardines germina mi mejor yo.  

Paz y Amor - Plaza Francia


 
Todos mis bunkers puertas adentro me tienen vedada la entrada hoy, parece que necesitan vacaciones de mí. Y así es como, vacante de alternativas más felices, me voy de plan hippie en plena ciudad (algo que a priori puede parecer de lo más contradictorio) a echar la lona al pasto, comer pan relleno y sentarme cerca del hippie con la guitarrita a la sombra del árbol más frondoso de Plaza Francia. Trencitas de colores, rastas emblemáticas, muchachitos en la edad del pavo y manzanas caramelizadas. Nada ha cambiado, nada va a cambiar. Me gusta estar entre la muchedumbre y sentirme parte de la masa en los rincones clásicos y forzados de mi ciudad. Mi yo camaleón se despide así de la semana, con un Feliz Domingo (léase con la voz de S.S.).

domingo, 24 de marzo de 2013

Donde el mundo se respira – Botis + Lula Bauer en Despacio Martinez


La propuesta de esta noche es más que tentadora: Lula Bauer expone, Botis Cromático toca. Con una sonrisa gigante me dispongo a recibir el otoño en una noche de luna intensa y estrellas fulgurantes en uno de mis bunkers citadinos predilectos, Despacio Martínez.
Botis con su valija atiborrada de personajes míticos de su historial musical, con su voz impostada y su sentido del humor nos va llevando por todos esos paisajes terrestres y extraterrestres que describe en sus canciones. Ese arlequín de sombrero colorido que se transforma en un espíritu del monte mediante una máscara, o que viaja a través del tiempo con una máquina pesada y de alas que trajo hasta aquí esta noche también, o que usa unas orejas gigantes para afinar mejor su guitarra. Su manera tan única de transmutar para contar fábulas fantásticas con moraleja mediante esa música de ritmos latinoamericanos pero de actitud bien rockera, que coquetea con lo estrambótico y sale victoriosa siempre.
El repertorio de canciones es extenso, tocó todas las que queríamos escuchar y más. El coro se hizo sentir por primera vez con Niño y ya no hubo forma de reprimirlo en lo subsiguiente. Para cuando el Trío Testil (qué locura de trío, qué músicos excelsos!) se suma, cada uno un personaje, la casa está inundada de luz. Flotamos de pura energía, fluorecemos como luciérnagas, y la noche se transforma en día de tanta luminosidad. El reci es de esos pocos con sabor a tierra y raíz, de almas desnudas y músicos entregados al genuino placer de hacer de los instrumentos su casa, su refugio.
La despedida llega con Viajeros y Mágica Magia, pero aún falta mejor: las 25 fotos que Lula Bauer trajo para exponer van a ir a parar a la pared de quien dé la mejor razón para recibirlas como regalo. Ella, ella y su forma de hacer de los personajes personas, de los músicos seres humanos, de captar su esencia y entregarla en una foto, tan sencillo y tan conmovedor como eso. Ella, que de alguna forma está presente en todas las fotografías de personas que saca, su esencia reveladora, esa esencia de revelar, como un secreto, que atrás de cada maestro musical hay un ser humano. Quién puede resistirse a la tentación de dejarle un papelito de color pidiéndole el regalo.  
Cerveza en el patio para relajar, para bajar del cielo a la tierra y poder volver a casa a dormir y soñar. Pero algo cambió, y no va a volver atrás: veo en mi colita la luz brillar, bichitos de luz en mí, bebí el agua de luz en el umbral.

sábado, 23 de marzo de 2013

Futuro de la Intensidad - Aldo Benitez + Diosque en Niceto


Como si el equilibrio del universo confluyera en diferentes puntos y éste fuera uno, estoy otra vez en el mismo lugar pero dispuesta al encuentro. Llego temprano, me escabullo para encontrar el rincón perfecto desde donde poder observar mejor el momento justo en el que los amigos se transforman en espectadores de lo bueno, y enciendo mis antenas del sonido para recibirlo entero.
Jalo en las bandejas crea la atmósfera, mientras cuelgan del techo múltiples órbitas espejadas que giran sobre su eje multiplicando los haces de luz para completar la escena. Los melómanos de siempre abriendo los sentidos para recibir a Aldo Benítez, que arranca su set con un ritmo sosegado, que pasea alternadamente por temas de Tonelada y El portafolio sin un peso.
Sube al escenario Adrián Paoletti para acompañarlo y el show se inyecta de una ráfaga de energía, para darle a la segunda etapa un tono levemente más intenso. El final llega, y con él otra ronda del DJ set de la cabeza de Plastilina Records, de lo up al pastel en una transición impecable.
Juan Román Diosque por fin ocupa el escenario, haciendo dupla con Iñaki Zubieta, y empieza esa transportación a parajes oníricos que son las canciones de Diosque. Dos músicos alcanzan para resucitar los sentidos dormidos y encontrar nuevos, nos vamos dejando guiar en la oscuridad del sonido, en la densidad de las cuerdas y en la explosión regulada de los múltiples sonidos de Guazuncho.
Es una energía que discurre ligera, como el sabor de la gloria que llega al final del camino, es la energía de la meta, el final de la búsqueda del sonido nuevo, es experimentación pura, coordinación y combinación, zigzag en el camino de la canción, de la mezcla.
En su versión remix, para imprimirle un poco de futuro a la intensidad, el show cambia de rumbo por completo. Una apuesta fuerte de parte del músico, quizás comparable con la evolución por la que está transitando, y que yo pienso en el sentido más laxo de esa palabra y me alegra sentir que también soy parte de eso.  

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuando la noche es más oscura… - EL CARNAL



Clavo el cuchillo en la tierra, hago una cruz de sal y por más irreal que parezca, la leyenda no es mito y el día de tormenta da a luz una noche plagada de estrellas. Así las cosas, urgente juntarse con las Jinetes y salir a cabalgar la luna que aúlla feroz sobre la faz de la tierra. No hay debate al respecto, la opción se impone con total naturalidad: terraza. Se baraja una alternativa, y con eso basta: El Carnal. Hacia allí nos dirigimos, entre risas y pequeñas fábulas, y allí es donde la magia sucede.
El Carnal es un clásico. Se mantiene estoico en el tiempo, en el cual fue construyendo su identidad. En el corazón de Palermo, ubicado estratégicamente cerca de otros recintos de desquite a los que se podría huir si decidiéramos una noche eterna, nos recibe con las puertas abiertas y esa distribución irregular que es marca registrada en los días de verano: una PB casi despoblada, aunque hermosa toda, y una terraza que desborda de jóvenes en pleno éxtasis.
La barra ofrece variedad, calidad y precios razonables, algo no menor si el plan es pasar la noche entera entre amigos, rememorando pero haciendo historia también. El ambiente es cálido y relajado, los que estamos ahí queremos pasar un  buen rato, no llevamos pretensiones ni posturas. Las horas se pasan entre cervezas, tragos de la casa, reencuentro con viejos conocidos y malos por conocer.
Sin embargo, hay algo que rompe con el equilibrio: la música. No es que esté ni mal ni bien, no es que tenga ganas de que se haga silencio ni tampoco de que suban el volumen hasta hacer sangrar los parlantes. Sucede más bien que la siento sin identidad. Las canciones se van sucediendo sin un criterio determinado y eso me confunde, quitándole intensidad al momento. Quizás si respondieran a algún juicio, si su orden no fuera tan azaroso, o por lo menos si dejaran librado al azar el orden pero no el estilo...
En fin! Sea como fuere, considero que vale la pena rescatar que más allá de este malestar sonoro, El Carnal sigue siendo de mis bares favoritos de la ciudad. Se queda con un pedacito de mi corazón, por cumplir con la demanda de sencillez y bienestar.

domingo, 10 de marzo de 2013

Un Planeta en La Cigale





Mi gurú musical se da vuelta para hacerme un comentario que oigo apenas, pero el brillo de sus ojos gigantes y hermosos me alcanza: la voz, el sonido. Me habla bien de la banda que suena bien, ella y su conocimiento eterno del mundo que me fascina, su gusto por lo bueno.
UN PLANETA tocando en vivo en Capital, hace tiempo que esperábamos estar ahí para presenciarlo, testigos de la vibración intensa, las melodías puras, de la voz-presencia.
La banda suena firme, decidida, prolija. Su ritmo es envolvente y pese a mi escepticismo empedernido, me dejo llevar hasta perderme por completo en esas canciones enérgicas y el resultado es un viaje extraño, que asusta pero incita.
Mi cabeza transforma el sonido en otra cosa, sólo por jugar un rato, y Un Planeta es entonces una semilla germinando o una bomba en cuenta regresiva. Potencia, poder. No es que me gusten, hay algo más oscuro que me provocan y hace que les regale mi atención toda. Me nutren de emociones nuevas, como un sacudón repentino, el disco es apenas un ápice de todo lo que dan, de todo lo que son.
Con ellos al frente, la comunión de sonido y poesía toma un curso más que interesante y hacen detonar el lugar, pero cada quien libra la batalla en forma singular.
Pura solidez y personalidad, un cálido aplauso de despedida es la bienvenida a Un Planeta de paisajes llenos de abismos donde asoman las nuevas melodías.  

viernes, 8 de marzo de 2013

ABducidos + Un Planeta en La Cigale - Intro



3. El número que me cierra por todos lados, que barre el cansancio, rompe las barreras del horario y me lleva a decir con el corazón, aunque el cuerpo se resista. Círculos. Vuelvo al mismo lugar. Otras son las circunstancias, pero una y la misma su esencia: música y libertad. Recuerdos del futuro van cayendo uno atrás del otro como fichas de dominó, apiladas en filas zigzagueantes, peligro y fascinación.
Recuerdos con alas volando bajito, chocándose contra mí. Todavía rebotan en mis orejas algunos acordes, todavía algunas palabras encadenadas que pude retener, algunas miradas y los dedos y sus puntas coloradas surcando el aire espeso de temor y deseo.
Compramos una fresca para cada, subimos las escaleras a las risotadas porque el que solo ríe de sus pecados se acuerda y nos sentamos en nuestro lugarcito privilegiado. El cuarteto abducido convoca en lo alto. Pero yo estoy un poco lejos, ejecutando aún mis maniobras de aterrizaje, y no los siento.
Los discos nos hacen bien, sentencian con una canción toda una filosofía, y yo no puedo imaginar a nadie negándolo.



miércoles, 6 de marzo de 2013

Tobogán Andaluz en La Cigale


Mi deporte favorito: acordarme en la barra. Benditas ellas, resplandeciendo desde el fondo del salón.

Hay algo de tentación suicida en las barandas cigalinas, me deliro pensando la imagen perfecta si pudiera caer justo arriba de las abejitas coloradas, y el rojo de mi sangre escurriéndose entre las venecitas del mismo color. Tirarse al vacío, qué bien estaría hacerlo mientras suena esta  canción, e ir descendiendo por el aire a toda velocidad como desde un tobogán, pero de pura música!

TOBOGÁN ANDALUZ incita al lío, y eso es lo que vine a buscar. Música fuerte y linda. Canción de Navidad es el puntapié inicial, y el pogo se contiene… sólo durante ese primer tema, porque para Un Tesoro en la Avenida los chicos saltan que da pavor.

Es que Tobogán tiene la fuerza de una topadora, 3 que valen por cientos, y su sonido arrollador. Voy imaginándome el cuerpo rodando en silencio, y para cuando termino con mi visualización resultó que de a poquito nos fuimos amuchando, juntitos adelante, saltando sin dar tregua.

Viaje de Luz, imposible describirlo mejor. Entramos en trance, almas levitando colman el piso más alto de La Cigale, refractando la energía que destellan estos chicos cuando se juntan a tocar.

Mateo y el Yonki son las voces que conducen Lo que más Quiero y las pibas saltando y bailando, reinas todas. Canje de guitarras para el final, una oscurísima Sueños de Cartón, y los toboganes van experimentando, como niños jugando con fuego, hasta incendiar el lugar. Y fin, el fuego ya está acá.

martes, 5 de marzo de 2013

Como Diamantes Telepáticos - en La Cigale




Me gusta hacer lío, no me gusta en lo más mínimo reconocerlo, pero a los hechos me remito. Tirar de la cuerda, un poquito más todavía, y ver hasta dónde se estira. Meterme en apuros, en problemas chiquitos e intentar salir de ellos airosa, abeja reina.

Busco en el índice de la GuíaT la calle donde el infierno va a desatarse y paso las hojas hasta llegar a la cuadrícula del peligro. El 26 me lleva, así que con el primer punto a favor tomo al mismo tiempo coraje y el colectivo.
Sin esperarlo, me veo enfrentando el cartel de venecitas de La Cigale, qué flashback para el que no estaba lista. Por suerte, la música ahí para salvarme, para sostenerme, hacerme rebotar y de nuevo arriba.

Como Diamantes Telepáticos probaron sonido, sonaron bonito, y llega por fin el momento del show. Saltan de canción en canción, abriendo el espacio. La voz de Mariela es dulce pero tajante, el pop que destilan es intenso. El rítmico recorrido por sus canciones es un éxodo al mundo del pop, pero con una actitud desinteresada, sin posturas.

“El que no salta es un puto”, llega la orden de Fernando Centurión, el otro comandante de este diamante telepático. Y qué alternativa nos queda más que poner el cuerpo en acción al ritmo de El Vestido Volador.

El público agita por una más, pero el DJ de turno tiene un as bajo la manga y Los Chicos de Orense nos hace sacarle lustro a la pista.

lunes, 4 de marzo de 2013

El Mató a Un Policía Motorizado – Niceto



Hay algo tántrico en el vivo de El Mató. Algo que despierta mi instinto primitivo, algo que me pone a vibrar, que me eriza la piel y me arranca del falso letargo, algo que se lleva la materia de mis sueños para siempre.

Contra mi voluntad, de la que ya poco queda, cierro los ojos y los motorizados hacen estallar por todos lados los barrotes de mi jaula, de mil jaulas, y ya no hay refugio y la música se expande en el aire y los cuerpos son sonido y el amor no alcanza o es todo.

Suenan bien, suenan fuertes, sólidos y aguerridos, como lo hacen siempre. Suenan a entrega, a banda que viajó de lejos para pasarla bien, más o menos bien. Amalgamados, como un reloj suizo ajustado a la perfección, las cuerdas y la batería entregan ritmo y agonía. La despedida es larga, el pogo intenso, el sonido en equilibrio.

Ni despierta ni durmiendo, soy el coro que agita empuñando su voz al cielo, que se posa sobre el bajo del Chango y es perdón y reposo.

domingo, 3 de marzo de 2013

Un patio para pasar el rato - Sheldon



Tenía plena intención de ir a ver las estrellas, en el sentido más literal y astronómico. Pero al parecer ya vivo en ellas, o ellas en mi cabeza, y confundí los días y horarios y no hubo telescopios ni nebulosas astrales para mí por hoy.

Pero sabio y certero es el dicho que enseña que no hay mal que por bien no venga, y así fue que para amenizar las vueltas de las agujas del reloj me decido por birra helada + porción de fritas en un patiecito, hermano de nuestra predilecta terraza. Pero la familia extiende nuevos lazos, y esta vez se trata de MILES, una disquería emblemática de la ciudad, prima hermana que vive pegadita, casi intrusa, en este patio.

Señal del destino que aquí debo estar, desde Miles llega el sonido puro e inconfundible de las hermosas Taradas con su reluciente “Son y se Hacen”. No podría pedir mejor compañía durante la espera.

Sheldon es uno de esos lugares que está muy bien para ir con quien sea porque tiene plasticidad. Un vermouth con las chicas o una velada romántica, una charla amena o una rica cena. El lugar es bonito por donde se lo mire, y cumple con los requisitos que exigimos para aceptarlo en el listado que llevo en la GuíaT, y que uso cuando no sé a dónde disparar: el ambiente es relajado, imposible no sentirse cómodo y a gusto, la carta es amable, la barra es buena, descontando el patio y Miles, que le dan un tinte especial.

El trueque de destino salió bien, y la lista se sigue agrandando.  

sábado, 2 de marzo de 2013

Manuel Embalse – Facu Tobogán LA OREJA NEGRA



Pero qué tipo divertido este Embalse, che! Eso es lo que más quisiera recordar de su show en La Oreja Negra, su humor ácido que no da tregua, su ingenio para divertirse mientras hace sonar las cuerdas de su guitarra y comparte con los que lo acompañan en bajo, guitarra y percusión humoradas ocurrentes y agridulces.
 Aunque no termino de entender del todo porqué dejó a su remera afuera de ésta ni si realmente su incontinencia verbal es patológica, me río a carcajadas y en voz alta y me aguanto las ganas de bailar su música que invita. Este pibe nos está amenazando a nosotros, se está metiendo con público? Ok, yo se lo perdono a cambio de una última canción dulce, por lo menos una, que hable de algo bendito y sagrado y humo y unión.
Un corto, otro más en mi lista filmográfica de sucesos en pantalla que no termino de descifrar.
De nuevo la vista posada sobre el escenario, una intro improvisada super cálida, quizás lo más lindo de la noche, y Facu Tobogán arranca y su show es como estar en el fondo del mar escuchando a unos amigos tocar suavecito. Un ritual íntimo que crece de a poquito, entre poquitos. El baile es tímido, despacito, y es si apenas un vaivén para dejarle al cuerpo ser canción. Los temas tienen la fuerza de siempre, aunque esta vez esté contenida. El cover de Sinatra es un aliento de vida que me llevo entre los oídos para volver a él cuando quiera, cuando el cuerpo me lo pida.
Desaparezco de repente, empalagada de placer. Será hasta la próxima, lo bueno está llegando.

viernes, 1 de marzo de 2013

La Oreja Negra, Los Días y Miss Hormiga

En esto pensaba mientras Los Días sonaba bonito en el escenario de La Oreja Negra:

A veces me dejo, cuando estoy distraída (o muy cansada) bajo la guardia y sin darme cuenta relajo los hombros, aflojo la mandíbula y permito que una bocanada de aire nuevo se cuele en mi cuerpo. Y así, en el rato que dura ese trance fugaz libero mi imaginación y pienso en vos y hordas de hormigas, oscuras y diminutas, se me meten adentro. Se me salen por las orejas, bajan desde el cerebro y escapan por la nariz, se vuelven pastosas adentro de la boca, hacen la siesta en mi corazón, arman caminitos que suben entre mis piernas y llevan y traen pequeñísimos pedacitos de hojas verdes a lo largo de mis dedos inquietos.
Se aprovechan de mi distracción porque yo estoy pensando en vos. En tu pelo. En tu pelo buceando en el aire, suspendido, desparramado por cualquier lado, flotando arrogante venciendo las leyes de la gravitación. En tu pelo que es caricia y es castigo, que brota de tu cabeza como tus ideas más hermosas y que a veces, desobediente, se escapa de tu dominio y vuela al compás del viento. Tu pelo que vive feliz por fuera de cualquier convención estética, tu pelo gracioso y trágico, que hace cosquillas y que me duele cuando imagino el frío y a vos lejos.
Pero cuando las hormigas de repente se calman o se escapan (es lo mismo) vuelvo a mí, ahí donde estoy yo, lejos de vos y tu pelo enigma.