martes, 26 de mayo de 2015

Estos son los regalos que el tiempo nos dio - El Botis en Vuela el Pez




Buenos Aires espera visitas. Se viste de lujo, se emperifolla y con sus mejores galas, diáfana y mansa, espera y desde temprano a que la honren con una visita. En Vuela el Pez estamos apretados, el reloj marca apenas las 8pm de un martes de cuasi otoño pero la energía fluye desde temprano. Es que un toque del Botis Cromático no es cosa de todos los días. Aquí estamos, y como en cada concierto cromático, algunas caras se repiten, otras se renuevan pero la luz que hoy brilla y vibra es contagiosa y cierta.    

Alguien amaga, pero finalmente el Botis confiesa y arranca. Pide una ola que lo ayude a librarse del resfrío. El público responde de inmediato y enseguida desaparecen el frío y la distancia. Entrados en calor, presenta las plantillas de expresión. Aprovecha, pide coros, pide aplausos. Para que el mundo ría, primero hay que reír. Principia la fase lúdica del show, qué delicia ser parte del juego. Con un curioso canto convoca al Gato al escenario. Julián Gándara agrega el ingrediente que faltaba al conjuro, y en un perfecto equilibrio sonoro, el ritual sigue su curso inevitable.

Los invitados que no faltaron a esta velada, el espíritu del monte, la esponja de metal, Robotis y su repertorio, los valientes que “el-hippie-ese” invitó al subir al escenario. Las canciones de siempre y algunas nuevas, que de a poco van volviéndose clásicos, pasan como si el tiempo no existiera. Y es sentir el espíritu elevarse, encontrarse con lo verdadero y unirse a eso como el náufrago que se hace uno con su balsa y espera. Es ir barrenando en las olas que se construyen tema a tema, ir entregándose a la música como el enamorado se entrega al amor, y dejándose vencer, lo gana. 

Una armonía musical que te vuelva etéreo, de eso se trata. Nos miro, nos siento, nos pienso como esos que estamos recibiendo la canción. Somos todos una hermosa niña sin caparazón, estamos con el alma desnuda, entregada. Botispasa y agradece, mirando a los ojos. En esa mirada nos invita a beber agua de luz. El que esté sediento, ya sabe dónde ir a calmar la sed y nutrirse.

El Conjuntibotistoca el 18-Julio en Caras y Caretas

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