jueves, 21 de agosto de 2014

Noche de swing y amor - Los Bronson Brothers en La Playita


¿Cuántas cosas hacen del viernes el día perfecto? El motivo del pasado tiene nombre propio: Los Bronson Brothers, sexteto de swing gitano con menos de un semestre de vida que estremece los corazones más helados. La cita, puntual, tuvo lugar en uno de los puntos declarado bunker oficial. Si se incendiara todo o si, por el contrario, el mar llegara hasta acá, yo iría a refugiarme en cualquier rincón de La Playita. Me detendría en los detalles: la revistas apiladas en ese armario del costado, esa especie de altar que le anda cerca, el cartel luminoso que en cualquier foto delata la locación, el patio interno y hermoso donde estacionan bicicletas y macetas, la pared con los flyers de las fechas viejas, como evidencias de que la felicidad fue real alguna vez.

En ese mismo patio ardían en lo alto las estrellas y algunas nubes se paseaban como si tal cosa. Adentro, protegidos por una pared de atriles, los Bronson Brothers comandaban esta nave que viajó en el tiempo por el rato que duró el show musical y de baile. Vestidos para la ocasión, con una distinguida gala que ayuda a hacerse la idea acabada de lo que esa banda se trae entre manos, abrieron el equipaje y de la valija musical saltó un puñado de canciones sixties que inundó el lugar de sonido Nashville.

Despuntan con una de Louis Armstrong, van a pasar por las cuerdas del inmenso contrabajo Ella Fitzgerald, los Mills Brothers, Ray Charles y Django Reinhardt para la despedida. Los instrumentos van a acoplarse unos con otros con tanta suavidad que los aplausos no van a alcanzar para felicitarlos por apropiarse de estos clásicos con sello propio, vaya desafío! Quique Bianchi y Yani Bilo van a hacernos delirar con su baile, y Manolo Mandiga va a hacer su aporte en maracas y güiro para que unos boleros ablanden las corazas y el amor se apodere del salón.

Previo a que el último suspiro llegue a su fin, la magia se apura y termina primero. No sin antes una pieza final de baile para esta pareja que la descose en la pista y una “canción para chapar”, según estricta indicación de la fémina voz líder. Concluye de esta manera una puesta impecable de los Bronson Brothers en este cálido espacio. Se cierra la semana, se abre lo que sigue y me quedo con la idea de que un buen show es razón suficiente para hacer del viernes el día perfecto, todavía. 

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