miércoles, 12 de diciembre de 2012

Río Café



Hace unas semanas vengo pensando en la feliz peligrosidad y en las cinturas de las que habla Pedro Fértil cuando hace comulgar la gloria junto a Copacabana y sus noches.
Pero hoy una sucesión de hechos desafortunados dejó a Buenos Aires patas para arriba. Aún así, quiero juntarme con mis amigas en esta noche de clima pos-guerra. El cuartel elegido: RÍO CAFÉ. No es una elección al azar, en Río hoy es una de esas mismísimas Noches de CCB.
Esquivamos los chubascos y, por fin, llegamos a la puerta. Nos recibe imponente, designio del charme que allí habita y así arranca la ladies night. Llegamos temprano, nos acodamos en la barra y, jarrita de por medio, nos vamos poniendo al día.
El horizonte de Río Café es inspirador: la pintada que ocupa toda la pared me hace pensar en el arte de tapa de algún disco de moda, el mármol que da media vuelta perfecta es de una exquisitez extrema, el buen gusto en la disposición de las mesas  me enamora y el patio semicibuerto es mi edén terrenal.
Las nefastas condiciones climáticas no impidieron que el salón y el patio sirvieran de guarida para los soldados que aún seguíamos de pie, dando batalla. El clima en Río es ameno y todo allí cuadra de maravillas: la música que suena bien, las luces en su punto justo, la barra que recibe gustosa cualquier exigencia y un ambiente apacible que bien puede ser la exacta definición de chill out.
Río Café: encontré el lugar donde esperar paciente el Día Del Huracán.

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