El Embajador de Canadá
me miró a los ojos
dijo algo en francés,
después sonrió
las manos, independientes
todo era tan rojo que
no pude entender
todo cruzó océanos
azules
y acá quedó nada
y desde la nada
construyo
desde la orilla nado
con el nado llego
lo que está del otro
lado, descansa
yo le regalo mi tiempo
donde enrede mis
dedos, florezco
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